viernes, 27 de julio de 2012

La sandía.

    Espectacular por su voluminoso tamaño, es la sandía uno de los mayores frutos de cuantos se producen, y con su presencia parece querer ofrecer un homenaje a la majestuosa naturaleza que hizo posible su existencia.


    De corteza gruesa y dura, de color siempre verde y con múltiples manchas o dibujos sobre la piel, también de tonos más o menos verdes, parece querer identificarse así con la propia mata que le dio vida, o tal vez con esa homenajeada naturaleza. Su pulpa siempre jugosa y agresivamente roja, rompe ostentosa la sencilla timidez de su corteza para ofrecer todo un espectáculo de color, hábilmente salpicado por las innumerables semillas negras, marrones o jaspeadas, en forma de pepitas, que proporcionan a la pulpa una espectacular presencia. En variedades especiales, aunque sus plantaciones son escasas, puede conseguirse también la carne del fruto de color amarillo intenso y de un sabor muy dulce y agradable.
La sandía tiene forma redonda en la mayoría de los casos, pero también ovoide y alargada, según la variedad; su tamaño es muy irregular y el peso del fruto oscila desde el más comercial de 3 a 5 Kg. de la variedad Sugar Baby, hasta los 20 Kg. que alcanzan ciertas razas americanas como la Gigante de Florida.
Las variedades más cultivadas en Europa son: Charleston Grey, Chilean, Early Canadá, Grey Bell, Klondike, y la Sugar Baby que es la de mayor producción actualmente.

    El consumo de este fruto se realiza fundamentalmente al natural, como postre, resultando también un aperitivo ideal a cualquier hora del día, sobre todo cuando la sed aprieta en los cálidos meses del verano. Pero tiene muy poco valor alimentario, ya que es muy pobre en vitaminas y su contenido en azúcar no supera el 2'5 %, siendo por tanto un fruto de fácil digestión que no crea problemas de obesidad y puede consumirse en cantidades de cierta consideración.    Existen no obstante,    algunas variedades
apropiadas para confitería y mermeladas, pero su uso es muy escaso y de poco interés para la industria conservera.

    La sandía aparece en los mercados en los primeros días de mayo, con ciertas variedades tempranas procedentes de Valencia, Almería y Sevilla, pero más adelante se cosechan en todas las regiones, manteniéndose en consumo hasta octubre en óptimas condiciones de presencia y calidad.
Se vienen experimentando en los últimos años diversas razas que carecen de semilla, siendo su pulpa dulce y perfumada, sobresaliendo entre ellas la Sweat Meat, que está adquiriendo una importante demanda entre los importadores europeos.                                               

    El consumo de sandía es muy popular en todos los países y por ello ha conseguido un importante rango comercial, sobresaliendo entre los principales productores Rusia, Estados Unidos y América del Sur. En España, aunque los cultivos están muy extendidos debido a su fácil producción, sobresalen entre otros proveedores, todas las regiones mediterráneas, destacando entre ellas Valencia, Almería, Alicante y Murcia, así como en el interior, Sevilla y Extremadura.
                                               
    Al hablar del origen de la planta herbácea que proporciona el fruto, es preciso recurrir a la autoridad' e la Biblia, cuando manifiesta que los hebreos, en el desierto de Sinaí, añoraban las sandías que habían conocido y apreciado durante su cautiverio en Egipto. Es a partir de este texto que se deduce que el cultivo de la sandía se remonta a fechas muy lejanas en el valle del Nilo. Esta observación ha sido sobradamente  confirmada por los jeroglíficos hallados así como por innumerables esculturas.                                           

    La ausencia de citas en la antigüedad clásica concernientes a este fruto, hace pensar que fue introducido bastante tarde en el mundo grecorromano, tal vez, como indican Plinio y Virgilio, a principios de la Era Cristiana. Está demostrado que en China no conocieron la planta hasta el siglo X de la Era Cristiana procedente del Oeste y también se sabe con certeza que los árabes eran grandes consumidores de sandía, a la que consideraban un maravilloso desintoxicante para el organismo. Los europeos transportaron este cultivo del otro lado del Atlántico y de aquí se difundió rápidamente a
Chile y a Estados Unidos.

    La planta de la sandía pertenece a la especie CITRULLUS VULGARIS y es una mata rastrera de 2 a 3 metros de longitud que se extiende tímidamente por los surcos en los que se aloja, pareciendo querer ocultar con sus grandes hojas de color verde amarillento el voluminoso fruto que produce. Suele dar cada planta de 3 a 5 frutos y el tamaño de los mismos depende tanto de la variedad, como de los cuidados y riegos que le hayan proporcionado. Cobran actualidad al terminar este texto los hermosos versos de Pilar Aroca cuando decía: 

¿Pusiste casualmente tu mirada
en una planta verde, diminuta
que se esconde y aplasta cual astuta
intentando ocultarse a tu llegada?
Sus hojas abre como enamorada,
formando de tal guisa oscura gruta,
intentando ocultar allí su fruta
verde por fuera, dentro colorada.

Dios la pintó con bella pincelada,
grande, redonda, como luna llena
verde y roja, de negro salpicada.

Su pulpa por el mundo es apreciada,
de delicioso jugo dulce,
plena;  pruébala tú, verás como te agrada.

Que imite a la sandía en su modestia,
todo aquel que presume y alardea;
el sabio y fuerte, no se pavonea.