También conocido coloquialmente por los nombres de maní, cacahué, alfóncigo de tierra y cacao de tierra, es el cacahuete un fruto muy apreciado y popular en la mayoría de los países de la Tierra, y particularmente en especial en las regiones cálidas del globo, ya sean zonas tropicales como subtropicales, donde su cultivo adquiere dimensiones comerciales de importancia, gracias a las múltiples aplicaciones que ofrece.
El fruto se presenta normalmente en un tamaño manejable, cuya longitud no excede de 3 cm. en general y una cáscara ligera, reticulada, de color amarillento, con abultamientos en cada uno de los lugares donde se alojan las semillas —casi articulada— y muy frágil a la presión de los dedos cuando se pretende extraer dichas semillas; éstas, que en número de una a cuatro, se encuentran situadas en cada uno de los abultamientos mencionados, son de forma oblonga, aceitosas y feculentas, recubiertas de una pielecilla rosada, fácilmente desprendible. Cuando el cacahuete es consumido en fresco, es decir, crudo, tiene un sabor amargo y un olor desagradable; pero tostado o frito ofrecen un gusto muy grato, que recuerda ligeramente al de la almendra.
La producción de cacahuete ha conseguido cierta importancia en diversos países del sur de Europa, sobre todo en Francia, Italia y Portugal, debiendo la introducción de su cultivo en España al arzobispo de Valencia, Fabián de Tuero, en tiempos de Carlos III, habiendo alcanzado las plantaciones que vegetan en la actualidad, un importante valor comercial, principalmente las ubicadas en zonas mediterráneas, entre las que destacan Valencia y Málaga, así como las de Huelva.
Aunque el fruto se encuentra en los mercados durante todo el año, su recolección se inicia al finalizar el verano y es de septiembre en adelante, cuando ofrece su mejor calidad para ser consumido como fruto seco. Sus valores alimentarios son de gran importancia, pues su rico contenido en proteínas y grasa (contiene un 50 % de aceite de excelente calidad) lo sitúan entre los frutos más recomendables, por las especiales cualidades dietéticas que ofrece. Su composición es la siguiente: contiene alrededor del 20 ó 25 % de substancias nitrogenadas; un 50 % de aceite; un 8 % de extractos no nitrogenados y un 2 % de cenizas.
Aunque su consumo, tanto crudo como tostado o salado, tiene una marcada incidencia en todos los países, su mayor importancia la consigue en tantas aplicaciones como ofrece, allí donde se hace necesario el cacahuete con fines industriales, ya que la harina de sus semillas, mezclada con la del trigo, resulta ideal para la elaboración de pan, galletas, tortas e infinidad de formas y bollería del campo repostero, así como en la
preparación de mantequillas. El aceite que se extrae del fruto, además de ofrecer magníficas propiedades para su empleo en guisos de cocina, tiene múltiples aplicaciones para usos industriales. Es indudable que el gran incremento alcanzado en los últimos años en el cultivo de este fruto se debe principalmente a la gran demanda de aceite comestible que se ha creado.
Las variedades de cacahuete más cultivadas en los diferentes continentes son: Virginia, Española, Carolina, así como la Roja Tennessee (destinada ésta, sobre todo, para consumo animal) , siendo los más importantes productores —por sus cultivos a gran escala— la mayoría de los países cálidos como América meridional y Central, Antillas, costa Occidental de Africa, Senegambia, Guinea, Senegal, Egipto, Argelia, Indias Orientales, China, Japón, Cochinchina, Birmania e Islas del Pacifico.
Aunque no se conoce con exactitud la fecha de aparición del cacahuete, es indudable que se trata de un fruto antiquísimo, pues según los historiadores, antes del descubrimiento de América, su consumo constituía uno de tantos alimentos base de las tríbus indígenas del Nuevo Mundo. Tampoco está bien definida la patria de origen del fruto; Pisón dice que de la costa occidental de África, fue transportada la planta a Brasil, desde cuyo país, según Browne, fue llevada a las Antillas. Otros autores afirman que el cacahuete cultivado en Guatemala es oriundo del Asia oriental y que desde allí fue extendiéndose a los diferentes puntos de América. Sin embargo, parece que su verdadera cuna es Brasil, donde crecen espontáneas las diversas especies que constituyen el género y sea quizá una variedad de una de ellas, la CRACHIS PROSTATA cultivada allí desde muy antiguo; en ello coincide también Candolle, quien tras incesante trabajo, trata de disipar las dudas, una vez consultados los testimonios de la mayor parte de los especialistas; después de tener constatada la ausencia de la planta en la antigüedad clásica y en tiempos de los árabes y tras haber comprobado la fecha reciente de cultivo en Senegal, Guinea y otros países africanos, así como en China y Japón, su atención se centró en la región peruano-brasileña, donde por otra parte sirven de inequívoca confirmación los restos de tumbas peruanas, donde se encontraron vestigios del fruto. De Brasil, la planta llegaría a Guinea por mediación de los primeros negreros; y de Brasil también por mediación de los navegantes portugueses, viajó la planta a las islas de Asia y a los demás países donde actualmente se produce. A partir de entonces su cultivo se hizo importante en el contexto africano, como lo demuestra el hecho de que era el alimento habitual, durante varios siglos, de los esclavos negros en la deportación de uno a otro continente.
La planta donde se produce también llamada "cacahuete", es una hierba anual dé 30 a 40 cm. de altura, que pertenece a la familia de las LEGUMINACEAS y a la especie ARACHIS HIPOGEA, que tiene ramas tendidas y fruto en legumbre, cuya cápsula penetra bajo tierra para conseguir un mejor desarrollo y plena madurez.
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